sábado, 19 de julio de 2008

80´s Esos años que no volverán



Este posteo tiene que ver con mis compañeros de Colegio, estuvimos juntos desde 1976 a 1985 en los Hermanos Maristas de Rancagua.

En los 80´s estaba dedicado a la religión y a la política, mis compañeros de curso a otra cosa, por ello es que no me sentía muy unido a las vivencias de mis congéneres, los sentía más bien lejanos o distintos...

Las aventuras de juergas y leseo eran memorables, sin embargo yo estaba en la otra trinchera... Cuando salí pensé que no los iba a ver más, ni necesitaría dichos vínculos, porque fueron 10 años intrascendentes.



Hace unos años atrás, me encontré con el peineta con sebo en Viña y me dio una lata ya que se había convertido en Evangélico en la U.F. Santamaría, y cada vez que nos encontrábamos era el cuento de que Dios nos había puesto en el camino hermano y bla -bla etc.

El 2004, conversé con el Peyuco que andaba vagando y delirando en Viña, al borde de la paranoia, le sugerí que volviera con sus padres en Rancagua. El 2006 me encontré con el peyuco más cuerdo viviendo con sus padres y nos pusimos a recordar las estupideces que hicimos siendo compañeros, de cuando nos castigaron con el Mota por ir a Paro Nacional, o la humareda que dejó el Peyuco en la sala, cuando prendió una pelota de ping pong con mentholatum, y los hermanos no lo echaron.

El año pasado, me topé con el Caco y me pidió el teléfono celular para que el Boza me llamara... recién este año nos vinimos a encontrar en el Centro Español de Rancagua...

Lo pasé muy bien, de ahí nos fuimos donde el Caco, luego al otro mes vino un asado donde el Boza y más tarde nos volvimos a encontrar en el Funeral del papá del Kike...

Me he dado cuenta con los años que no estábamos tan lejos de la trinchera, más bien veíamos la vida desde distintas perspectivas y los años nos han hecho ver hacia adelante desde un punto de vista similar, porque la vida nos ha tratado de la misma forma y los vínculos se han estrechado porque en realidad tuvimos una gran raíz, diez años de pelear, bromear, hueviar, salir con las mismas niñas, recibir la misma educación y sin darnos cuenta crecer juntos en diversas trincheras...

En el fondo nos preocupamos por el otro como una familia, que bien se siente saber que los vínculos han madurado y que seguimos siendo iguales...




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